Qué debe saber sobre el letargo

Existen varias causas potenciales del letargo, que van desde un estado temporal de fatiga hasta una enfermedad crónica.

El letargo es un síntoma subjetivo, lo que significa que las personas individuales lo medirán y describirán de manera diferente. Debido a esto, no hay una forma concreta de evaluar el síntoma.

Las secciones a continuación enumeran algunos factores y condiciones que pueden llevar a una persona a sentirse letárgica.

Sobreesfuerzo

El esfuerzo excesivo puede ser una simple causa de letargo. Una persona que se sobreesfuerza físicamente puede sentir que ha agotado sus reservas de energía, lo que lleva a un estado bajo y lento a medida que se recupera.

Algunas causas de sobreesfuerzo pueden incluir:

  • completar entrenamientos muy extenuantes
  • caminar o caminar grandes distancias
  • pasar mucho tiempo al sol
  • trabajar muchas horas
  • haciendo tareas repetitivas

Muchos otros problemas comunes pueden llevar a un esfuerzo excesivo y letargo a corto plazo.

Esta es una causa relativamente sencilla y para muchas personas es fácil saberlo cuando están sobrecargados. Descansar, mantenerse hidratado y comer bien puede ayudar a la persona a recuperarse.

Estrés

Los entornos de alto estrés pueden hacer que una persona se sienta agotada y letárgica. Esto puede incluir tener un trabajo exigente física o mentalmente o una situación de vida estresante.

Las personas con depresión y trastornos de ansiedad también pueden experimentar letargo.

Lesión

Algunas lesiones agudas pueden causar letargo, ya que el cuerpo usa su energía para curar la lesión. .

Por ejemplo, las personas que se fracturan un hueso pueden encontrar que son mucho menos activas y más letárgicas a medida que el hueso sana.

Falta de ejercicio

Aunque un entrenamiento muy intenso puede dejar a una persona agotada o letárgica al día siguiente, una falta general de ejercicio también puede causar síntomas similares.

Las personas, especialmente los adultos mayores, que hacen poco o ningún ejercicio pueden perder el aliento o fatigarse fácilmente. Con el tiempo, los acontecimientos cotidianos pueden provocar sobreesfuerzo y letargo.

Consumo de drogas o alcohol

El consumo de determinadas sustancias, como el cannabis, el alcohol y los estupefacientes, también puede provocar sentimientos. de letargo.

Esto puede deberse a la forma en que cada fármaco individual actúa en el cuerpo u otros factores que rodean el consumo de drogas, como la falta de sueño o una nutrición adecuada.

Falta de sueño

La falta temporal de sueño o la dificultad para conciliar el sueño pueden causar letargo al día siguiente. Una persona que no duerme lo suficiente o tiene una falta severa de sueño puede notar que se siente muy lenta y letárgica al día siguiente.

Sin un descanso adecuado, es posible que el cuerpo no tenga suficiente tiempo para recuperarse, lo que lleva a niveles de energía más bajos al día siguiente.

Dormir demasiado

Por otro lado, dormir demasiado también puede causar sensaciones similares de letargo. Esto puede tener que ver con el ciclo natural de sueño y vigilia del cuerpo.

Dormir demasiado puede causar una interrupción en estos ciclos, lo que puede provocar letargo con el tiempo.

Medicamentos

Varios medicamentos pueden provocar falta de energía o sentimientos de indiferencia. Algunas personas pueden ser más sensibles a estos efectos.

Cualquier persona que tome un medicamento que les cause letargo como efecto secundario debe hablar con su médico.

Algunos efectos secundarios son temporales a medida que el cuerpo se acostumbra a un medicamento. En otros casos, es posible que el médico desee reducir la dosis o sugerir un cambio de medicamento.

Otras afecciones y tratamientos subyacentes

Varias afecciones subyacentes de salud física y mental pueden involucrar sentimientos de letargo y fatiga, que incluyen:

  • depresión
  • depresión posparto
  • enfermedad cardiovascular
  • dolor y trauma vital
  • hipertiroidismo
  • hipotiroidismo
  • artritis reumatoide
  • condiciones de dolor crónico, como fibromialgia
  • insomnio
  • lesiones cerebrales
  • insuficiencia renal o hepática
  • afecciones autoinmunes
  • apnea del sueño
  • tratamientos médicos para cirugía
  • tratamientos para el cáncer, como quimioterapia y radioterapia
  • anemia
  • recuperación de un accidente cerebrovascular o ataque cardíaco
  • síndrome de fatiga crónica

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