Un pacto de no agresión o pacto de neutralidad es un tratado entre dos o más estados / países que incluye la promesa de los signatarios de no participar en acciones militares entre sí. Esos tratados pueden describirse con otros nombres, como tratado de amistad o no beligerancia, etc.
Leeds, Ritter, Mitchell, & Long (2002 ) distinguen entre un pacto de no agresión y un pacto de neutralidad. Postulan que un pacto de no agresión incluye la promesa de no atacar a los demás signatarios del pacto, mientras que un pacto de neutralidad incluye la promesa de evitar el apoyo de cualquier entidad que actúe en contra de los intereses de cualquiera de los signatarios del pacto. El ejemplo más fácilmente reconocido de la entidad antes mencionada es otro país, estado-nación u organización soberana que representa una consecuencia negativa hacia las ventajas de una o más de las partes signatarias.
En la neutralidad del siglo XIX. Históricamente, los pactos se han utilizado para dar permiso a un signatario del pacto para atacar o intentar influir negativamente en una entidad no protegida por el pacto de neutralidad. Los participantes del pacto de neutralidad acuerdan no intentar contrarrestar un acto de agresión emprendido por un pacto signatario hacia una entidad no protegida por los términos del pacto. Las posibles motivaciones para tales actos por parte de uno o más de los firmantes de los pactos incluyen el deseo de tomar, o expandir, el control de los recursos económicos, lugares de importancia militar, etc.
Tales pactos eran una forma popular de acuerdo internacional en las décadas de 1920 y 1930, pero han dejado de utilizarse en gran medida después de la Segunda Guerra Mundial. Dado que la aplicación de un pacto de no agresión depende necesariamente de la buena fe de las partes, la comunidad internacional, tras la Segunda Guerra Mundial, adoptó el norma de los acuerdos multilaterales de seguridad colectiva, como los tratados que establecen la OTAN, ANZUS, SEATO y el Pacto de Varsovia.
El Pacto Molotov-Ribbentrop de 1939 entre la Unión Soviética y la Alemania nazi es quizás el ejemplo más conocido de un pacto de no agresión. El Pacto duró hasta la invasión alemana de la Unión Soviética en 1941 en la Operación Barbarroja. Sin embargo, tales pactos pueden ser un dispositivo para neutralizar una amenaza militar potencial, permitiendo al menos uno de los signatarios liberar sus recursos militares para otros fines. Por ejemplo, el Pacto Molotov-Ribbentrop liberó recursos alemanes del frente ruso. Por otro lado, el Pacto de Neutralidad Soviético-Japonés, firmado el 13 de abril de 1941, eliminó la amenaza de Japón en el este permitiendo a los soviéticos trasladar grandes fuerzas desde Siberia a la lucha contra los alemanes, lo que influyó directamente en el Batalla de Moscú.
Se ha descubierto que las grandes potencias tienen más probabilidades de iniciar conflictos militares contra sus socios en pactos de no agresión que contra estados que no tienen ningún tipo de alianza con ellos.