La hipervigilancia es un estado mejorado de sensibilidad sensorial acompañado de una intensidad exagerada de comportamientos cuyo propósito es detectar actividad. La hipervigilancia puede provocar un estado de mayor ansiedad que puede provocar agotamiento. Otros síntomas incluyen: excitación anormalmente aumentada, una alta capacidad de respuesta a los estímulos y un escaneo constante del entorno.
En la hipervigilancia, hay un escaneo perpetuo del entorno para buscar imágenes, sonidos, personas, comportamientos , olores o cualquier otra cosa que recuerde actividad, amenaza o trauma. El individuo se pone en alerta máxima para estar seguro de que el peligro no está cerca. La hipervigilancia puede conducir a una variedad de patrones de comportamiento obsesivo, además de producir dificultades con la interacción social y las relaciones.
La hipervigilancia se diferencia de la hiperactivación disfórica en que la persona permanece convincente y consciente de su entorno. En la hiperactivación disfórica, una persona con PTSD puede perder el contacto con la realidad y volver a experimentar el evento traumático palabra por palabra. Donde ha habido múltiples traumas, una persona puede volverse hipervigilante y sufrir severos ataques de ansiedad lo suficientemente intensos como para inducir un estado delirante donde los efectos de los traumas relacionados se superponen. Esto puede resultar en una mirada de mil metros.
La hipervigilancia puede ser un síntoma del trastorno de estrés postraumático (TEPT) y varios tipos de trastornos de ansiedad. Se distingue de la paranoia. Los diagnósticos paranoicos, como los que pueden ocurrir en la esquizofrenia, pueden parecer superficialmente similares, pero son característicamente diferentes.