¿Qué es?
El bicarbonato (NaHCO3), también conocido como carbonato acido de sodio, hidrógeno carbonato de sodio, bicarbonato de soda o sal de vichy, es un compuesto blanco sólido cristalino que se obtiene de un mineral presente en la naturaleza llamado natrón, el cual contiene grandes cantidades de bicarbonato sódico.
Es un compuesto soluble en agua y que en presencia de ácido se descompone formando dióxido de carbono (CO2) y agua. «Ésto le confiere la propiedad de neutralizar ácidos”, explican Mª Eugenia Miguel y Ana Mourin, farmacéuticas adjuntas de las Farmacias Trébol.
Usos medicinales
El bicarbonato sódico se utiliza como antiácido, es decir, como elemento que permite reducir el exceso de acidez en determinadas partes del organismo humano. De modo que, actúa neutralizando el exceso de ácido que se acumula en el estómago.
Por lo tanto, «está indicando en el tratamiento sintomático de la hiperacidez gástrica, como ardores, pirosis también conocida como acidez de estómago, o en una indigestión ácida”, señalan las expertas e inciden en que «una vez que los síntomas han superados los siete días de duración, hay que acudir al médico”.
Para su uso correcto hay que disolver una cucharadita de café en medio vaso de agua y esperar hasta que la efervescencia desaparezca para beberlo.
Precauciones previas a la utilización
- No se debe tomar durante más de una semana. «Su uso prolongado puede provocar alcalosis sistémica”, explican las farmacéuticas.
- No ingerir con leche ni otros productos lácteos.
- Se debe esperar una hora después de las comidas antes de su consumo, puesto que, según explican Miguel y Mourin, «puede causar un aumento en la producción de gas carbónico que daría lugar a una distensión gástrica.”
- No se debe tomar más de dos veces al día.
En caso de estar tomando algún otro medicamento, no se debe ingerir bicarbonato de sodio sin consultarlo previamente con su médico o farmacéutico. Éste interacciona con varios medicamentos como antifúngicos (ketoconazol); varios tipos de antibióticos; medicamentos para la anemia por su contenido en hierro, como los aines (anti-inflamatorios no esteroideos); con algunos antiarrítmicos, antiepilépticos, y tratamientos para el Párkinson. También interacciona con antiarrítmicos cardiacos, sales de litio y preparados con calcio, entre otros. «Algunas de estas interacciones se solucionan simplemente espaciando la toma del bicarbonato con el medicamento dos horas, ya que simplemente afecta a la forma en la que se absorbe el medicamento, pero en otros casos puede potenciar o disminuir la eficacia de éste”, explican las expertas.
Asimismo, hay que tener en cuenta que el bicarbonato puede llegar a disolver la cubierta entérica de los comprimidos gastrorresistentes, por lo que habrá que esperar dos horas entre la toma del bicarbonato y la de los comprimidos. Además, su consumo puede modificar los resultados de algunas pruebas analíticas, por lo que hay que hacer saber al médico que se ha estado tomando bicarbonato antes de realizarse un análisis de sangre.
Efectos secundarios
El bicarbonato de sodio puede originar efectos secundarios poco probables como son las flatulencias y vómitos. Asimismo, puede generar un efecto rebote y hacer que la acidez aumente, en vez de aminorarla.
Si se emplea en altas cantidades y de forma continuada puede provocar alcalosis sistémica, lo opuesto al exceso de ácido, y dificultades a la hora de respirar, así como debilidad muscular y ansiedad.
Su uso no está recomendado en:
- Menores de 12 años.
- Quienes sufren hipertensión, problemas renales, hepáticos o cardiacos, así como aquellos que están con tratamientos diuréticos o dietas pobres en sodio, las cuales deben avisar a su médico para que lo supervise.
- No está recomendado su uso durante el embarazo ni en la lactancia.
- No puede ingerirlo personas alérgicas al bicarbonato de sodio, que padezcan alcalosis metabólica o respiratoria, hipocalcemia, hipoclorhidria, o si tienen tendencia a la formación de edemas, apendicitis u obstrucción intestinal.
Otros usos
Las expertas señalan que el bicarbonato de sodio también se puede emplear:
Como antiséptico para tratar pequeñas úlceras bucales y dolores leves de garganta haciendo enjuagues bucales o gárgaras.
Otra alternativa es utilizarlo como elemento culinario, sobre todo en repostería. «Al reaccionar con los ácidos presentes en la leche produce pequeñas burbujas que hacen que los bizcochos y los panes sean más esponjosos”, explican. Asimismo, se puede destinar para rectificar la acidez de algunos alimentos cocinados.